domingo, noviembre 18, 2007

Córdoba hace callar al rey

Nunca había pasado la monarquía española por momentos tan delicados. El famoso “¿por qué no te callas?” que le espetó el rey Juan Carlos al presidente de Venezuela Hugo Chávez ha servido de catalizador para lo que la corona quería evitar a toda costa desde hace años. A esto hay que sumar el divorcio de la infanta y el juicio a los humoristas de El Jueves. Aunque en realidad parecen simples anécdotas ante la gravedad de lo que sucede.

El incidente diplomático en la cumbre iberoamericana podía haberse quedado en eso, una circunstancia pintoresca e incómoda sin consecuencias. Pero el eco mediático ha hecho que finalmente la corona pase por un lance decisivo que podría llevar a su destrucción y a que se acelere el paso a la república. Las relaciones internacionales, los intereses de España en Sudamérica o la reacción del propio Chávez resultan irrelevantes ante lo que se puede denominar el despertar del dragón dormido.

Y es que desde principios de este siglo, la monarquía ha tratado de contentar y suavizar la oposición de dos de los personajes más influyentes de Europa, la concejala del Ayuntamiento Elena Cortés y el secretario provincia del Partido Comunista en Córdoba, José Manuel Mariscal. Ambos afeaban la conducta del rey, lo que puede acarrear en las próximas semanas una crisis gubernamental sin precedentes.

La corona había conseguido contemporizar con Cortés y Mariscal durante muchos años, sabedores los responsables monárquicos de lo que este dúo significa para la consecución de multitud de intereses de todo tipo para España pero sobre todo conociendo el poder que tienen para los que se puede denominar como cohesión interterritorial.

Las relaciones habían sido hasta ahora delicadísimas pero aceptables. Esta ruptura y las declaraciones de ambos abren una vía de agua en lo que era la sólida embarcación de la monarquía hasta que llegaron estos hachazos. El equilibrio entre ambos poderes, la corona y el que representan Cortés y Mariscal, puede haberse hecho añicos. La balanza oscila de un lado y el país aguarda el desenlace las siguiente semanas, aunque todo parece indicar que la corona está definitivamente tocada tras las intervenciones de estos políticos de Córdoba.

Si el aleteo de una mariposa en Tokyo produce un terremoto al otro lado del mundo, qué no producirá el vuelo en picado de estos dos halcones de la política, cuyas manifestaciones y actividades tienen un poder decisivo en el intercambio económico global y han resultado desestabilizadoras en grado sumo para la jefatura de estado española. El casi seguro cambio que han provocado en dicha jefatura puede suponer tan sólo el comienzo de una serie de transformaciones mucho más profundas tanto en el seno de la Unión Europea como en el universo financiero en general, y sobre todo en el área energética.

El primer paso, la desintegración de la monarquía, ya es un hecho. La aparente armonía entre la jefatura de estado y el lobby compuesto por Cortés y Mariscal ha estallado por el paso en falso del monarca y la pertinente denuncia de los cordobeses, en un gesto que se esperaba desde hace bastante, especialmente por el papel decisivo que ambos han interpretado en numerosos instantes históricos en los últimos cinco años y que los han convertido en dos de las figuras más influyentes de los últimos 50 años a nivel internacional.

sábado, noviembre 17, 2007

Piedrecitas

Fuera senequismo, fuera desidia, adiós a la molicie. Levantaos cordobeses. Manifestación ya. Qué es esto. Repito: qué es esto. Llega a esta ciudad tranquila, a esta ciudad milenaria, a esta ciudad de convivencia, a esta ciudad de diálogo, a esta Ciudad de las Tres Inculturas un grupito de pijos internacionales, seguramente liberados para no trabajar, y nos sueltan ¡a nosotros señores! un informe en mitad del rostro, como el guante que busca un duelo al amanecer, acerca de que ¡nosotros señores! nos estamos cargando el entorno de Medina Azahara por la permisividad ante las parcelas ilegales. Qué es esto digo de nuevo. Del Icomos dicen que vienen. Pero qué demonios es el Icomos. De la Unesco dicen que es. Pero ¿qué carajo es la Unesco? Que no me coman la oreja.

Córdoba tiene carácter. Está lejana y sola. Y ahora vienen de fuera a decir lo que tenemos que hacer unos tíos a los que en su casa seguro que ni los conocen si se sientan al brasero. Todos sabemos lo que pasa mejor que alguien de nosedónde. Aquí sucede que hay una serie de cordobeses que no hacen daño a nadie, que pusieron ahí su casa y ya está y les dejaron. Todos sabemos que Abderramán III se precipitó en sus cálculos al poner ahí una ciudad palatina sin contar con que la idoneidad del paisaje hace que esa zona fuese ideal siglos después para los parcelistas. Los romanos no lo hubieran hecho, que hacían acueductos juntando las piedras sin cemento ni nada. Pero los moros no tuvieron previsión y plantan un monumento en mitad de la falda de la sierra, en un sitio de parcelas, y ahora qué. Tened un poquito de proyección, hombre. Los putos moros...

Y resulta que por ese error de cálculo ahora tienen que pagar un montón de buenos cordobeses que han ido poco a poco corrigiendo la equivocación de la morisma impidiendo que salgan más restos a la luz, que si salen más nos tenemos que tragar más piedras ahí en lo verde, en vez de la noble austeridad de la fosa séptica, monumento de verdad de estirpe cordobesa. Ese pedazo de sobria fosa séptica que no aturde porque no llama la atención, y que encierra una simbología conmovedora, la de la suciedad que esconde algo en principio ordinario... la vida interior, el paso del tiempo, la podredumbre que se esconde tras la grandeza del chalecito, con su aire acondicionado en la fachada, su barbacoa, su césped a desconchones, símbolo a su vez de... de todo, San Rafael bendito, de todo... Pues nada, piedrecitas.

Ahora bien, si no sabes lo que haces, Abderramán III, te hablo a ti con ira y algo de estupor, se te calienta la bragueta y le quieres poner un piso a tu bailarina preferida, que seguro era una golfa, tienen que pagar justos por pecadores unos cientos de años más tarde. Pues un cojón de pato, señor mío, moro encima. Y claro, aquí el que diga la verdad, que hay que ir pensando en echar abajo Medina Azahara, pues se lleva un rapapolvo de los culturetas y de los mierdas de ecologistas. Pues no, ya está bien. ¡Un cojón de pato! ¡Al Bulevar todos! ¡Medina Azahara fuera de la vista!