Todos a la "manifa"
Cuarenta años cuarenta de dictadura son muchos años… uno, dos, tres, cuatro, cinco… y así hasta cuarenta. Si a la suma se le añade el carácter rural de una sociedad nos encontramos con una multiplicación, cuarenta por x, cuando la x tiende a la infinita España profunda, donde adustos y recios campesinos mastican bellotas con la cáscara y se ocupan de abonar sus propios campos con el producto resultante de la digestión. De esta forma, si un país de tradición democrática como Gran Bretaña se considera desarrollado, pongamos que hasta aquí (y trazamos una raya), otro como España se queda más abajo, hasta aquí (y trazamos otra raya). Dentro de España también hay diferencias en cuanto a progreso. Esta raya corresponde a Madrid, y ésta otra a Córdoba, vean la diferencia. Tampoco hay que alarmarse. Muchas ciudades del mundo están menos avanzadas que la de las Tres Inculturas. Por ejemplo Cochabamba. Uno llega a Cochabamba y no se encuentra con un maravilloso parque de cemento armado hasta los dientes con coches pagados a plazos que circulan a su alrededor a velocidad de vértigo mientras sus pilotos se increpan mediante el uso del claxon y los insultos castizos al sacar la cabeza por la ventanilla. Y eso es de agradecer y debe de hacernos sentir afortunados. Uno no sabe lo que tiene hasta que llega a Cochabamba y conoce el percal.
Este cierto retraso cordobés se nota en muchos aspectos económicos, culturales y sociales. A pesar de caminar con el muñón firme y el alminar enhiesto hacia la capitalidad europea de 2016, una serie de acontecimientos han generado una profunda reflexión sobre de dónde venimos y hacia dónde vamos, como la metafísica pero de Fidela. Una asociación de vecinos denunciaba en los medios de comunicación que se había producido un robo de caramelos y peluches de la cabalgata de Reyes.
Volvemos al principio. Mientras sociedades de gran tradición democrática tienen a psicópatas de renombre desde el XIX, como Jack el Destripador, o han evolucionado hasta tener asesinos de todo tipo, como Estados Unidos, muchas provincias españolas se conforman con las andanzas ocasionales de algunas bandas de caballeros albano-kosovares, pintorescas y llamativas, de acuerdo, pero carentes del morbo y de la capacidad de crear verdadero terror. Muchas veces incluso les vuelan la cabeza a ellos. Y no hablamos ya del crimen organizado, salpicado en España de personajes de pelo en pecho, camisa abierta, cadena de oro, palillo de dientes en la boca y mostacho de guardia civil de los años del hambre. Córdoba está un peldaño abajo, alimentando todavía el mercado negro de caramelos de cabalgata. Dicho mercado puede poner en peligro la salud de algunos contribuyentes por el exceso de azúcar, o producir atragantamientos mortales en el mejor de los casos, pero se trata de un delito del antiguo régimen se mire por donde se mire.
La cabalgata tuvo además su guinda gracias a un acto terrorista. Consistió en el lanzamiento de balones con el rostro del Che Guevara. De nuevo estamos en lo mismo. Hasta árabes que no tienen un duro consiguen menoscabar la libertad del prójimo con explosivos devastadores o matanzas masivas, y aquí estamos todavía tratando de destrozar los principios de la civilización con el reparto de artículos supuestamente revolucionarios y que bien se podrían comprar en los chinos.
Es hora de que las instituciones y los ciudadanos cordobeses se pongan manos a la obra. De la misma forma que se solicitan obras e infraestructuras, hay que pedir asesinos en serie en condiciones para salir de este estado lamentable. Existe un número suficiente de rumanos sin trabajo que podrían ocuparse con garantías de esta labor, con lo que se favorece la integración a la vez que se da un empleo. En una urbe de algo más de 300.000 habitantes basta con un descuartizador y un francotirador (y ni siquiera tendrían que asesinar mucho) para recuperar en poco tiempo el terreno perdido. Pero hace falta voluntad política e implicación popular. Si hay movilizaciones para cambiar una estatua de sitio o para protestar por la altura de un edificio, ¿por qué nadie hace nada para obtener un crimen como merecemos y no tener que soportar la vergüenza que supone el robo de caramelos o el terrorismo con pelotitas?
Por eso queda convocada para el próximo sábado, a las 12 de la mañana en la Plaza de las Tendillas, la manifestación por la dignidad del psycho-killer. A esa hora se leerá un discurso y se abrirá en canal a una virgen, si es que queda alguna –si no a una joven que haya follado poco-, lanzando sus intestinos al respetable a modo de serpentinas. Posteriormente los asistentes podrán apuñalarse con los artículos cedidos por Cuchillería Álvarez, patrocinadora del acto reivindicativo. Recuerden que la sangre roja sale de las arterias. Los interesados, por tanto, eviten las venas para hacer más vistosa la protesta.
Este cierto retraso cordobés se nota en muchos aspectos económicos, culturales y sociales. A pesar de caminar con el muñón firme y el alminar enhiesto hacia la capitalidad europea de 2016, una serie de acontecimientos han generado una profunda reflexión sobre de dónde venimos y hacia dónde vamos, como la metafísica pero de Fidela. Una asociación de vecinos denunciaba en los medios de comunicación que se había producido un robo de caramelos y peluches de la cabalgata de Reyes.
Volvemos al principio. Mientras sociedades de gran tradición democrática tienen a psicópatas de renombre desde el XIX, como Jack el Destripador, o han evolucionado hasta tener asesinos de todo tipo, como Estados Unidos, muchas provincias españolas se conforman con las andanzas ocasionales de algunas bandas de caballeros albano-kosovares, pintorescas y llamativas, de acuerdo, pero carentes del morbo y de la capacidad de crear verdadero terror. Muchas veces incluso les vuelan la cabeza a ellos. Y no hablamos ya del crimen organizado, salpicado en España de personajes de pelo en pecho, camisa abierta, cadena de oro, palillo de dientes en la boca y mostacho de guardia civil de los años del hambre. Córdoba está un peldaño abajo, alimentando todavía el mercado negro de caramelos de cabalgata. Dicho mercado puede poner en peligro la salud de algunos contribuyentes por el exceso de azúcar, o producir atragantamientos mortales en el mejor de los casos, pero se trata de un delito del antiguo régimen se mire por donde se mire.
La cabalgata tuvo además su guinda gracias a un acto terrorista. Consistió en el lanzamiento de balones con el rostro del Che Guevara. De nuevo estamos en lo mismo. Hasta árabes que no tienen un duro consiguen menoscabar la libertad del prójimo con explosivos devastadores o matanzas masivas, y aquí estamos todavía tratando de destrozar los principios de la civilización con el reparto de artículos supuestamente revolucionarios y que bien se podrían comprar en los chinos.
Es hora de que las instituciones y los ciudadanos cordobeses se pongan manos a la obra. De la misma forma que se solicitan obras e infraestructuras, hay que pedir asesinos en serie en condiciones para salir de este estado lamentable. Existe un número suficiente de rumanos sin trabajo que podrían ocuparse con garantías de esta labor, con lo que se favorece la integración a la vez que se da un empleo. En una urbe de algo más de 300.000 habitantes basta con un descuartizador y un francotirador (y ni siquiera tendrían que asesinar mucho) para recuperar en poco tiempo el terreno perdido. Pero hace falta voluntad política e implicación popular. Si hay movilizaciones para cambiar una estatua de sitio o para protestar por la altura de un edificio, ¿por qué nadie hace nada para obtener un crimen como merecemos y no tener que soportar la vergüenza que supone el robo de caramelos o el terrorismo con pelotitas?
Por eso queda convocada para el próximo sábado, a las 12 de la mañana en la Plaza de las Tendillas, la manifestación por la dignidad del psycho-killer. A esa hora se leerá un discurso y se abrirá en canal a una virgen, si es que queda alguna –si no a una joven que haya follado poco-, lanzando sus intestinos al respetable a modo de serpentinas. Posteriormente los asistentes podrán apuñalarse con los artículos cedidos por Cuchillería Álvarez, patrocinadora del acto reivindicativo. Recuerden que la sangre roja sale de las arterias. Los interesados, por tanto, eviten las venas para hacer más vistosa la protesta.
9 Comments:
¡Qué mal gusto, por Dios!. Cómo se puede hacer sarcasmo e ironizar con actos que suponen un gran sufrimiento para otros seres humanos. Es igual que querer hacer gracia, sin tenerla -dicho sea de paso-, haciendo artículos en prensa escrita sobre el bullying o la ansiedad que padecían las mujeres de otras épocas anteriores. ¿No hay otras cosas más importantes de las que opinar?. ¿No hay otros problemas en nuestra ciudad que reivindicar?. Ya basta de llamar a Córdoba la ciudad de las Tres Inculturas. Inculto se considerará usted o ustedes, quien o quienes escriban estos ¿artículos?. Y si tan seguro,doctor Perol, está de las cosas que escribe, por qué no lo hace en las páginas de Opinión de cualquier periódico, con su foto y su firma, a ver qué piensan el resto de los cordobeses de que usted se ría de ellos y les ridiculice. Atentamente.
Pues a mí me ha encantado. Y así los rumanos tendrán ocupación : ) Estaré en la manifa con una sierra eléctrica.
No sé por qué tanto escándalo, la verdad.
Era un tema delicado en el que había que estar muy fino pero el intento quedó corto y el resultado raya en la vulgaridad del "todo vale". Quizas demasiadas manos por su espalda de amigotes brindando por sus ocurrencias, Doctor Perol.
Por favor, basta de corrección política, que parece que algunos de ustedes sólo han leído Los Cinco. No sé dónde está esa vulgaridad. Sólo leo algo humorístico con mala leche, bienvenida sea, que para leer loas a Cajasur o aburridos artículos sobre política local ya están los periódicos.
Pues a mi me ha gustado.
Genial blog, de verdad
Me dirijo al anónimo número 1, que pide al Doctor Perol que se identifique mientras él o ella obvia su identidad y, además de criticar al doctor, me lanza a mí un dardo. Cada uno, señora (puedo equivocarme, pero me da que es usted una señora por la forma en que se expresa) opina sobre lo que le da la gana, le guste a usted o no, rayando en la vulgaridad o no y se ría usted o no. Luego, le explico, usted es libre de opinar en consecuencia y decir lo que le venga en gana sobre la capacidad crítico-humorística de aquellos a los que lee. ¿Cuáles son exactamente las cosas importantes sobre las que está permitido opinar? En cualquier caso, me gustaría sugerirle humildemente que antes de pedir a otros que den la cara, deje su nombre y apellidos escritos al pie de su, para mí, respetabilísima opinión. El mal gusto no está en estos ¿artículos? precisamente. Quizás si la gente tuviera más sentido del humor y tratara las cosas con más naturalidad, no haría falta dar tantas explicaciones ni poner tantas excusas para expresarse. Ya está bien de defender lo políticamente correcto, menudo aburrimiento.
Araceli R. Arjona
Eres un crack amigo, en serio, llevo viviendo 6 meses en córdoba (vengo de por encima de la linea de madrid) y hacía tiempo que necesitaba leer algo así. gracias.
un consejo sobre las vírgenes en córdoba: no existen.
Hola!
Hacía mucho tiempo que no entraba en esta página, desde que dejé Córdoba en busca de un mejor futuro profesional...Antes de leer el artículo este, me había mirado los comentarios, porqeu a veces me resulta más entretenidas las réplicas del personal, que lo que realmente plasma en el blog este misterioso "plumilla". Lo siento señor Perol!. La cuestión. Lo he leído y he entendido la broma, sé, o al menos lo creo, que está escrito con toda la ironía del mundo, pero sí me parece fuerte que una sociedad en la que matar es tan fácil, y en la que hay núcleos de población, como los rumanos o albano kosovares,que están totalmente fuera de la sociedad, son como un grano, que se den ideas a cualquier desaprensivo para que le pague a una de estas pobres criaturas que no tienen ningún tipo de cultura, y que en un momento de desesperación, de contar con un poco más de dinero para poder llevar una vida "normal" (cuando digo normal me refiero a lo que sea normal para cada persona), sí me parece un poco fuerte. Hay que tener cuidado con lo que se dice y se escribe porque hay mucho loco suelto,no es que haya más locos que antes, pero sí hay más gente con dinero dispuesta a pagar a cualquiera para quitarse de su camino aquella persona que no le deja caminar tranquilo por él.Seamos responsables con lo que escribimos.
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