Despertares
Desperteme con la alegría habitual, blasfemando y maldiciendo porque Dios me abandonó a la suerte de la alarma del reloj, cuando percateme de que la zona cortical de mi cerebro se había desconectado antes de abrir los ojos, lo que suele producirme un sólido entusiasmo que tiende a crecer hasta saludar al ombligo. Mientras los Jóvenes Castores dedicaban todo un capítulo de su biblioteca a explicar cómo se monta una tienda de campaña, resulta curioso que la química humana ataje de una forma insólita para lograr el mismo resultado gracias a un quítame allá esas sustancias acabadas en –ina. Reflexionaba sobre todo ello –y también sobre si se dirá legañas o lagañas- cuando recordé que se me había olvidado mirar debajo de la cama al acostarme. Craso error, puesto que un vecino se deslizó de espaldas a las losetas de mi habitación, como los mecánicos que salen de los bajos del coche, e incorporose sacudiéndose las pelusas y escupiendo alguna con sonido de pedorreta.
San Acisclo y Santa Victoria me asistan, exclamé para mis adentros. Recordé las tres reglas que hay que seguir con los vecinos de Córdoba: Que no les de la luz solar desde la ventana del despacho de un preboste, no los subvenciones después de medianoche, que no les roce el vino fino. Algo tuve que hacer mal durante la verbena, no vuelvo a beber.
A la buena de Dios, le dije tratando de ser respetuoso. Salud, me respondió el vecino con un ademán cortés y quitándose el sombrero. Caballero, eso no está consensuado, díjome mientras señalaba a mi fenómeno desbocado, que pugnaba por salirse del pantalón del pijama en busca de Dulcinea. Ha de saber usted –prosiguió con acento seseante- que todo proceso fisiológico de esas características o de otra cualquiera debe de seguir una serie de pasos donde primen el diálogo y el acuerdo, de otra manera volveré con una pancarta, o bien pondré en marcha una plataforma, o quizá haga declaraciones en los periódicos.
Voto a bríos, mosén, exclamé ya para afuera, si su alteza o excelencia me lo permite aún puedo reparar mi falta, ¿qué he de hacer, santidad? Bien, continuó el vecino mesándose con elegancia el cuidado mostacho, debemos generar un ambiente de acercamiento, donde nos demos la mano sujeto sorprendido y vecinos, vecinos y sujeto sorprendido, una vez creadas esas bases de entendimiento podemos sin duda hablar de cooperación entre ambas partes. Por Santiago, deme la mano, reverendísima figura –contestele-, he aquí mi contribución a este clima amigable. Y solté unas monedas de medio euro que tenía en la mesita de noche.
Las monedas rodaron por el suelo, el vecino las recogió y con una agilidad pasmosa dio un brinco y salió por la ventana. Mejor dejar unas migajas en la ventana la próxima vez para evitar estos sobresaltos que terminan por bajártelo todo, apunté en mi querido diario.
San Acisclo y Santa Victoria me asistan, exclamé para mis adentros. Recordé las tres reglas que hay que seguir con los vecinos de Córdoba: Que no les de la luz solar desde la ventana del despacho de un preboste, no los subvenciones después de medianoche, que no les roce el vino fino. Algo tuve que hacer mal durante la verbena, no vuelvo a beber.
A la buena de Dios, le dije tratando de ser respetuoso. Salud, me respondió el vecino con un ademán cortés y quitándose el sombrero. Caballero, eso no está consensuado, díjome mientras señalaba a mi fenómeno desbocado, que pugnaba por salirse del pantalón del pijama en busca de Dulcinea. Ha de saber usted –prosiguió con acento seseante- que todo proceso fisiológico de esas características o de otra cualquiera debe de seguir una serie de pasos donde primen el diálogo y el acuerdo, de otra manera volveré con una pancarta, o bien pondré en marcha una plataforma, o quizá haga declaraciones en los periódicos.
Voto a bríos, mosén, exclamé ya para afuera, si su alteza o excelencia me lo permite aún puedo reparar mi falta, ¿qué he de hacer, santidad? Bien, continuó el vecino mesándose con elegancia el cuidado mostacho, debemos generar un ambiente de acercamiento, donde nos demos la mano sujeto sorprendido y vecinos, vecinos y sujeto sorprendido, una vez creadas esas bases de entendimiento podemos sin duda hablar de cooperación entre ambas partes. Por Santiago, deme la mano, reverendísima figura –contestele-, he aquí mi contribución a este clima amigable. Y solté unas monedas de medio euro que tenía en la mesita de noche.
Las monedas rodaron por el suelo, el vecino las recogió y con una agilidad pasmosa dio un brinco y salió por la ventana. Mejor dejar unas migajas en la ventana la próxima vez para evitar estos sobresaltos que terminan por bajártelo todo, apunté en mi querido diario.
7 Comments:
Dichosos los ojos que lo leen, aunque el resultado sea como éste, bueno, pero no brillante. Anímese usted y multiplique su producción como los panes y los peces no vaya a ser que se le caduque la pluma (no le llamo maricón, va por lo de escribir bien).
¿No es brillante? Creo que 'Despertares' no sólo es brillante, sino el más ingenioso, mejor redactado y más profundo de todos estos granos de arroz siderales.
A mí también me ha encantado. Además de bien parece premonitorio. Dentro de nada las instituciones harán el paripé de dialogar con los vecinos hasta para poner una farola en la esquina. Y los vecinos se dejarán querer, que entre la politización de la Federación y los "regalitos" que se llevan algunas asociaciones por ponerse bien a favor o en contra del viento...
Además son organizaciones procedentes de un asociacionismo de los años 70. No tienen un funcionamiento moderno y además nos íbamos a descojonar si los periódicos se preocuparan por sacar cuántos miembros componen algunas de las asociaciones de vecinos con las que se reúnen los políticos. Que después se les llena la boca de representatividad y a veces son cuatro gatos.
Hombre, ya echaba de menos una nueva entrada. Pero esta vez, tengo que "postear" para recomendaros el artículo de un profesor que publican en el Córdoba.
Bueníssssssimo :-D
http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=354827
Bueno, pues muchas gracias, anínimo, por recomendar mi artículo del otro día en el Córdoba. Yo soy habitual de este blog y me encanta también lo que aquí leo.
¿Dónde están los Sres. de Lirongo, por cierto?
El sr. Lirongo ha decidido unilateralmente marcharse de retiro espiritual. Demasiado corporativismo, a pesar de los aires perolistas tan certeros.
Rezo por vosotros.
Un gran descubrimiento, este blog... me alegra que siga existiendo vida en Córdoba. Me pasearé por los archivos.
Por cierto, como complemento sugiero www.puertadeosario.blogspot.com, desde donde ya he puesto enlace.
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