Piedrecitas
Fuera senequismo, fuera desidia, adiós a la molicie. Levantaos cordobeses. Manifestación ya. Qué es esto. Repito: qué es esto. Llega a esta ciudad tranquila, a esta ciudad milenaria, a esta ciudad de convivencia, a esta ciudad de diálogo, a esta Ciudad de las Tres Inculturas un grupito de pijos internacionales, seguramente liberados para no trabajar, y nos sueltan ¡a nosotros señores! un informe en mitad del rostro, como el guante que busca un duelo al amanecer, acerca de que ¡nosotros señores! nos estamos cargando el entorno de Medina Azahara por la permisividad ante las parcelas ilegales. Qué es esto digo de nuevo. Del Icomos dicen que vienen. Pero qué demonios es el Icomos. De la Unesco dicen que es. Pero ¿qué carajo es la Unesco? Que no me coman la oreja.
Córdoba tiene carácter. Está lejana y sola. Y ahora vienen de fuera a decir lo que tenemos que hacer unos tíos a los que en su casa seguro que ni los conocen si se sientan al brasero. Todos sabemos lo que pasa mejor que alguien de nosedónde. Aquí sucede que hay una serie de cordobeses que no hacen daño a nadie, que pusieron ahí su casa y ya está y les dejaron. Todos sabemos que Abderramán III se precipitó en sus cálculos al poner ahí una ciudad palatina sin contar con que la idoneidad del paisaje hace que esa zona fuese ideal siglos después para los parcelistas. Los romanos no lo hubieran hecho, que hacían acueductos juntando las piedras sin cemento ni nada. Pero los moros no tuvieron previsión y plantan un monumento en mitad de la falda de la sierra, en un sitio de parcelas, y ahora qué. Tened un poquito de proyección, hombre. Los putos moros...
Y resulta que por ese error de cálculo ahora tienen que pagar un montón de buenos cordobeses que han ido poco a poco corrigiendo la equivocación de la morisma impidiendo que salgan más restos a la luz, que si salen más nos tenemos que tragar más piedras ahí en lo verde, en vez de la noble austeridad de la fosa séptica, monumento de verdad de estirpe cordobesa. Ese pedazo de sobria fosa séptica que no aturde porque no llama la atención, y que encierra una simbología conmovedora, la de la suciedad que esconde algo en principio ordinario... la vida interior, el paso del tiempo, la podredumbre que se esconde tras la grandeza del chalecito, con su aire acondicionado en la fachada, su barbacoa, su césped a desconchones, símbolo a su vez de... de todo, San Rafael bendito, de todo... Pues nada, piedrecitas.
Ahora bien, si no sabes lo que haces, Abderramán III, te hablo a ti con ira y algo de estupor, se te calienta la bragueta y le quieres poner un piso a tu bailarina preferida, que seguro era una golfa, tienen que pagar justos por pecadores unos cientos de años más tarde. Pues un cojón de pato, señor mío, moro encima. Y claro, aquí el que diga la verdad, que hay que ir pensando en echar abajo Medina Azahara, pues se lleva un rapapolvo de los culturetas y de los mierdas de ecologistas. Pues no, ya está bien. ¡Un cojón de pato! ¡Al Bulevar todos! ¡Medina Azahara fuera de la vista!
Córdoba tiene carácter. Está lejana y sola. Y ahora vienen de fuera a decir lo que tenemos que hacer unos tíos a los que en su casa seguro que ni los conocen si se sientan al brasero. Todos sabemos lo que pasa mejor que alguien de nosedónde. Aquí sucede que hay una serie de cordobeses que no hacen daño a nadie, que pusieron ahí su casa y ya está y les dejaron. Todos sabemos que Abderramán III se precipitó en sus cálculos al poner ahí una ciudad palatina sin contar con que la idoneidad del paisaje hace que esa zona fuese ideal siglos después para los parcelistas. Los romanos no lo hubieran hecho, que hacían acueductos juntando las piedras sin cemento ni nada. Pero los moros no tuvieron previsión y plantan un monumento en mitad de la falda de la sierra, en un sitio de parcelas, y ahora qué. Tened un poquito de proyección, hombre. Los putos moros...
Y resulta que por ese error de cálculo ahora tienen que pagar un montón de buenos cordobeses que han ido poco a poco corrigiendo la equivocación de la morisma impidiendo que salgan más restos a la luz, que si salen más nos tenemos que tragar más piedras ahí en lo verde, en vez de la noble austeridad de la fosa séptica, monumento de verdad de estirpe cordobesa. Ese pedazo de sobria fosa séptica que no aturde porque no llama la atención, y que encierra una simbología conmovedora, la de la suciedad que esconde algo en principio ordinario... la vida interior, el paso del tiempo, la podredumbre que se esconde tras la grandeza del chalecito, con su aire acondicionado en la fachada, su barbacoa, su césped a desconchones, símbolo a su vez de... de todo, San Rafael bendito, de todo... Pues nada, piedrecitas.
Ahora bien, si no sabes lo que haces, Abderramán III, te hablo a ti con ira y algo de estupor, se te calienta la bragueta y le quieres poner un piso a tu bailarina preferida, que seguro era una golfa, tienen que pagar justos por pecadores unos cientos de años más tarde. Pues un cojón de pato, señor mío, moro encima. Y claro, aquí el que diga la verdad, que hay que ir pensando en echar abajo Medina Azahara, pues se lleva un rapapolvo de los culturetas y de los mierdas de ecologistas. Pues no, ya está bien. ¡Un cojón de pato! ¡Al Bulevar todos! ¡Medina Azahara fuera de la vista!
5 Comments:
De la ironía a la patochada hay medio paso. Este artículo es un buen ejemplo de adónde se llega cuando no se da medio, sino tres pasos más allá.
Decepcionante en fonfo, forma, contenido. Le recomiendo tomarse esos 20 minutos que tanto proclama para revisar sus textos y pensar en lo que dice.
El anterior debe de ser un parcelista. A mí me ha gustado este perol, y a Abderramán III también.
Gran texto
Por supuesto que hay ironía. Ahora bien, que al señor Antonio le parezca una patochada es muy probablemente porque se trate de otro parcelista más.
Pues sí señor, hay mucho cordobés hastiado de lo que se ha hecho, y se ha dejado hacer en los alrededores de nuestra ciudad por tanto "pequeño cons(des)tructor" en los últimos 20 o 30 años.
La ironía de artículos como este es algo que agradecemos y disfrutamos los que estamos a este otro lado de la raya, señor Antonio.
Porque los que estamos a este otro lado de la raya creemos que este mundo es de todos y eso no quiere decir que cada uno puede hacer lo que quiera con el trocito que le corresponda, sino que entero y limpio y justo y verde y público y ... debe permanecer para las generaciones futuras.
No son mas tontos, porque no se hacen
Nuestros polítiquillos locales no pueden ser más tontos, porque no se hacen.
Meten una protección a Medina Azahara de miles de hectáreas a la puerta de la ciudad con la escusa de la arqueología.
Tienen cuatro piedras destrozadas por las labores agrícolas de siglos y ni un duro para juntarlas o pegarlas. (Bueno, quizás si para “ponerlas en valor”: Léase, coger una piedra de esas, introducirla dentro de una gran construcción minimalista de diseño, es decir, mínimo material con mínimo coste, máximo coste por el trastornado que finge diseñar, máximo margen para el ejecutante de la obra y, todo ello, permite máxima comisión si fuese necesaria).
Limitan totalmente el desarrollo de la ciudad por su sector noroeste y pretenden que los propietarios a los que les ha caído la china se fastidien. Pero como no hay forma de ponerle puertas al campo, sobre todo cuando este es muy grande, pues le salen las construcciones ilegales.
Mientras tanto, porque así lo deciden estos tontos (¿Pero a ver si no lo son tanto?), todo el anillo norte cercano a la ciudad sí puede aprovecharse para construcción masiva. En un abrir y cerrar de ojos todo plagado de barriadas intensivas en vertical, hacia arriba y hacia abajo, en un subsuelo plagado de restos arqueológicos impresionantes.
Pero ahí no, ahí se hace una cata arqueológica que pilla algún listo, se tapa luego adjuntando un informe que trinca algún paniaguado, se esconde con una valla durante las obras y, ¡¡¡¡Tatachan!!!, se pone en valor al vieja piedra detrás de una reja en el garaje de la promoción de pisos de lujos.
Oye tú, que puede aparecer el mismísimo palacio de Hizem o de Séneca en las obras de las viviendas cercanas a la Veterinaria, en las de la zona de la Estación, en las de la zona de Carrefour, en las de Turruñuelos, etc, que leña al canto. A ninguno de estos espabilados se les ocurre declarar el cuartillo del solar espacio protegido y que se fastidie el propietario (gran promotora, por cierto).
Pero en Medina Azahara no, ahí miles de hectáreas para proteger el desierto. ¡¡¡Joder, no se les ha ocurrido ni a los responsables de Pompeya o de Herculano!!! ¡¡¡Y allí van millones de visitantes al año y aquí tres despistados turistas pegados a la Fontvella!!!.
Señores tontos: Si quieren hacer algo útil con Medina Azahara, empiecen por lo siguiente:
- Empiecen por poner pasta rebañada de algún odre perdido del presupuesto.
- Al menos un 1% de esa pasta que se sacan gracias a esas promociones que ponen tan delicadamente en valor tantos y tantos verdaderos restos arqueológicos después de pasarlos bajo la Caterpillar.
-Con esa pasta, compren una porción de terreno suficiente que les permita proteger los restos de la ciudad palaciega que nuestros antepasados y otros se dedicaron a destruir porque supongo que les parecería horrenda, perversa o inútil. ¡¡¡Ah!! Pero no compren por dos perrillas, ni tampoco compren lo que luego no van a ser capaces de “poner en valor”, ni conservar.
-Si eso se llama parque periurbano, pues bien.
-Verán como no hay parcelista que se les meta en ese terreno una vez que sea de titularidad pública. Bueno, siempre que lo vigilen y quieran hacer respetar el Derecho porque si no, pasará como con la Cañada Real.
-Creen un parque arqueológico (periurbano, si tanto les gusta) para que se entretengan a los aspirantes a Indiana Jones, pero a la medida de sus posibilidades, que puedan limpiar, vigilar, que no se les metan los del botellón, que no sirva para aparcamiento de camiones, ni de lienzo para la expresión de los educados grafiteros, ni de escombrera, ya saben…..
Pero no jeringuen más a la ciudad con patochadas, bobadas y necedades.
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