Boñiga 21
La ministra de Cultura, Carmen Calvo, vendrá el tres de enero a presentar la cubierta que se colocará en el Puente Romano para suavizar el impacto que suponen las obras de remodelación de este monumento. Dicha cubierta acompañará a la recientemente inaugurada “Melchor Voyeur”, de Luis Gordillo, situada con el mismo fin en la Puerta del Puente. En esta ocasión se ha escogido una escultura del prestigioso autor Jean Paul Aguarrás, realizada en materiales volubles, concretamente en mierda.
“Utilizo siempre mierda de una pureza extraordinaria”, ha declarado el artista de origen cordobés y de nombre original Rafael Martínez, antes de adoptar el seudónimo por el que se le conoce. “Mi propósito es crear una realidad paralela. La plasta colosal simboliza el encuentro entre el desperdicio que supone toda existencia con el deseo de renovación que representan las obras del Puente Romano”. La obra en cuestión se titula Boñiga 21, y está fabricada mediante bosta de vaca, oveja y cabra. “Todas las razas que hemos empleado son autóctonas, de ganaderías de Los Pedroches”, ha explicado Aguarrás.
La mierda inmensa rodeará al Puente Romano, formando una especie de mojón envolvente que lo oculte, transformándolo así en un gigantesco excremento. Carmen Calvo, en declaraciones para El Perol Sideral, ha indicado que con esta iniciativa “pretendemos fomentar el arte contemporáneo en Córdoba, donde en unos años habrá un diálogo constante entre las dos orillas, la de la Mezquita y la Judería, y la del Palacio del Sur y el Museo de Arte Contemporáneo”.
Durante el transcurso de las obras, los trabajadores deberán llevar máscaras anti-gas y potentes focos para realizar la labor de remodelación del monumento. “Los pequeños inconvenientes que supone la instalación de esta mierda se compensan con la ocasión de hacer de la ciudad un referente artístico”, ha declarado el arquitecto del proyecto de remodelación, Juan Cuenca.
Las dimensiones de la deposición escultórica preocupan a los vecinos de La Ribera y del Campo de la Verdad, que han pedido una reunión urgente con la alcaldesa, Rosa Aguilar. Sin embargo, Aguilar ha insistido en que “tras los estudios realizados por los técnicos del Ayuntamiento, el olor de la mierda elefantíaca no se notará debido a la intensidad habitual de la fetidez del río y las zonas adyacentes”.
Esta escultura fecal ha sido moldeada por las propias manos del escultor, que ha empleado tres años de trabajo hasta su conclusión. “Durante ese tiempo, el contacto con la cacota me ha llevado a un profunda reflexión acerca de los que se suele conocer como vida interior”, ha manifestado Aguarrás, que espera que su obra dé a conocer las tendencias de vanguardia en la ciudad: “Córdoba tiene un soberbio patrimonio artístico, pero hasta el momento le faltaba quizá una mierda contemporánea de este calibre”. El prestigioso escultor ha indicado que en su próxima obra, apenas esbozada, empleará de nuevo heces autóctonas, aunque en este caso humanas: “He comprobado en los últimos meses que el material resultante de mezclar excrementos de peñistas y de miembros de la cúpula de Cajasur resulta tan maleable a la hora de trabajar como indestructible cuando se seca y asienta”.
“Utilizo siempre mierda de una pureza extraordinaria”, ha declarado el artista de origen cordobés y de nombre original Rafael Martínez, antes de adoptar el seudónimo por el que se le conoce. “Mi propósito es crear una realidad paralela. La plasta colosal simboliza el encuentro entre el desperdicio que supone toda existencia con el deseo de renovación que representan las obras del Puente Romano”. La obra en cuestión se titula Boñiga 21, y está fabricada mediante bosta de vaca, oveja y cabra. “Todas las razas que hemos empleado son autóctonas, de ganaderías de Los Pedroches”, ha explicado Aguarrás.
La mierda inmensa rodeará al Puente Romano, formando una especie de mojón envolvente que lo oculte, transformándolo así en un gigantesco excremento. Carmen Calvo, en declaraciones para El Perol Sideral, ha indicado que con esta iniciativa “pretendemos fomentar el arte contemporáneo en Córdoba, donde en unos años habrá un diálogo constante entre las dos orillas, la de la Mezquita y la Judería, y la del Palacio del Sur y el Museo de Arte Contemporáneo”.
Durante el transcurso de las obras, los trabajadores deberán llevar máscaras anti-gas y potentes focos para realizar la labor de remodelación del monumento. “Los pequeños inconvenientes que supone la instalación de esta mierda se compensan con la ocasión de hacer de la ciudad un referente artístico”, ha declarado el arquitecto del proyecto de remodelación, Juan Cuenca.
Las dimensiones de la deposición escultórica preocupan a los vecinos de La Ribera y del Campo de la Verdad, que han pedido una reunión urgente con la alcaldesa, Rosa Aguilar. Sin embargo, Aguilar ha insistido en que “tras los estudios realizados por los técnicos del Ayuntamiento, el olor de la mierda elefantíaca no se notará debido a la intensidad habitual de la fetidez del río y las zonas adyacentes”.
Esta escultura fecal ha sido moldeada por las propias manos del escultor, que ha empleado tres años de trabajo hasta su conclusión. “Durante ese tiempo, el contacto con la cacota me ha llevado a un profunda reflexión acerca de los que se suele conocer como vida interior”, ha manifestado Aguarrás, que espera que su obra dé a conocer las tendencias de vanguardia en la ciudad: “Córdoba tiene un soberbio patrimonio artístico, pero hasta el momento le faltaba quizá una mierda contemporánea de este calibre”. El prestigioso escultor ha indicado que en su próxima obra, apenas esbozada, empleará de nuevo heces autóctonas, aunque en este caso humanas: “He comprobado en los últimos meses que el material resultante de mezclar excrementos de peñistas y de miembros de la cúpula de Cajasur resulta tan maleable a la hora de trabajar como indestructible cuando se seca y asienta”.