miércoles, febrero 22, 2006

Sinsiti

Entre sinsiti y gotansiti, con ese de seseo y acento cordobés, se mueve desde hace semanas la Ciudad de las Tres Inculturas, remedando por una parte a la urbe del cómic de Fran Miller, donde bellísimas prostitutas perpetuaban su especie, y por otra a la del hombre murciélago, reclamado desde el cielo por la luz que emite un foco con su distintivo.

Las noches de Córdoba tienen ya esa luz que cruza el firmamento, pero la discreción no permite insignia alguna. Y esa luz no llama a los superhéroes, sino que hace un guiño a la gastronomía local, concretamente al flamenquín, convertido en este caso en símbolo fálico presto a levantarse hasta tocar las nubes.

El arcángel de día deja paso a sátiros e íncubos más tarde. Don Carnal ha lanzado una Opa contra Doña Cuaresma. Príapo busca piso de protección oficial para quedarse. En el teatrillo de la paradoja, las beatas se retiran al atardecer y dan paso a las mulatas. Donde convivieron y se mataron judíos, moros y cristianos, conviven y se matan a polvos (de los que sólo traen lodos si se entera la esposa) razas de todo tipo.

Y ahí sigue el aviso cada noche, desafiando a la ordenanza municipal contra la contaminación lumínica que nació muerta hace años. La luz del pecado hace mirar hacia arriba a novios, maridos y amantes. En los chinos se disparan las ventas de amasadores de pan para esperarlos cuando introduzcan de madrugada la llave en la puerta de casa.

Esta Córdoba de contrastes se vuelve pintoresca, a ratos naïf, a ratos surrealista, y entre medias se dan la mano la verbena y la iglesia, haciendo una sillita de la reina donde se sienta un peñista.

Cambian las modas, los usos y las costumbres. Los confesionarios se quedan vacíos y los curas van al paro. Sacerdotisas paganas ponen ahora las penitencias. Otro tipo de establecimientos semejantes –en Capitulares, San Felipe o Plaza de Colón- piensan ya en promocionarse así. Un concejal con potentes linternas y ataviado con un insinuante corpiño imita desde céntricas azoteas la luminaria de la perdición, a la espera de que el Consistorio cuente con presupuesto para colocar a un funcionario en ese trabajo. Queda poco más de un año para las elecciones y hay que hacer lo que haya que hacer.

Entre tanto, las aves migratorias acaban en Vladivostok cuando iban para Pernambuco por la acción de ese foco de Luz Bel. Pronto los ecologistas montarán en cólera en contra del consumo de carne con tanga y las institutrices de los institutos de la mujer pondrán el grito en ese cielo de tebeo que tenemos toda la semana. Mientras, disfrutemos de la estampa cómica del perfil de Córdoba desde el Puente Romano, lamido por esa lengua lasciva que sale de la boca de cierto polígono industrial.