miércoles, julio 19, 2006

Apuntes veraniegos

PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS

Hace unos días, durante una conferencia en El Escorial, la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, calificaba como excelente la respuesta que los cordobeses dan a los presupuestos participativos. Una vez más, la regidora destacaba con intenciones promocionales aquellos aspectos por los que la Ciudad de las Tres Inculturas puede y debe convertirse en un ejemplo de la democracia hecha por la ciudadanía. Desde su puesta en marcha hace unos años, los presupuestos participativos han tenido un éxito sin precedentes. Pocas medidas han despertado tanto entusiasmo colectivo. Sin embargo, Aguilar pasaba por alto en esa conferencia los principales problemas que afectan al proyecto y las posibles soluciones:

a) Las colas.- Los presupuestos participativos se desarrollan mediante diversas reuniones en cada barrio. La expectación es de tal calibre que cualquier cordobés ha asistido a las larguísimas colas que se forman, muchas de ellas dan la vuelta a la manzana y en algunos casos han llegado a unirse las de un extremo de la ciudad con las del otro, creando auténticos problemas de tráfico en incluso pequeños amagos de algaradas. Debido a ello, miles y miles de personas se quedan sistemáticamente sin poder participar.

b) Los lugares.- Los sitios donde se desarrollan las reuniones no están preparados para alojar a tal muchedumbre. Multitud de centros cívicos y salas de barrio se quedan en nada ante la impresionante concurrencia. Gente que rebosa y cae por las ventanas o personas enganchadas al ventilador del techo como único espacio libre y más tarde proyectadas por la fuerza de las hélices han protagonizado algún suceso desagradable que podía haber terminado en accidente grave. El resto de participantes debe sufrir grandes esperas como sardinas en lata.

Esperemos que se corrija todo esto y los presupuestos participativos continúen teniendo una respuesta masiva.

ALTAS TEMPERATURAS

Desde hace décadas, el centralismo sevillano, como cualquier cordobés de bien sabe, premia a la ciudad hispalense con las temperaturas más altas. Si se llega aquí a 41, los informativos territoriales y los de Canal Sur, claramente manipulados en este aspecto, le darán 42 a Sevilla. Hace mucho que las instituciones cordobesas decidieron apoyar las cifras del paro, donde a veces hemos llegado a superar a Cádiz. Gracias a ello, Córdoba sale frecuentemente en los informativos como caballo ganador en algo, aunque sea por una nariz, en este caso alguna décima. Si la administración se vuelca para que seamos los mejores en desempleo, ¿por qué no apostar también por el calor, otro dato aparentemente negativo pero que bien saben las autoridades que tiene, como el mencionado paro, un grandísimo valor publicitario? En vez de eso colocan toldos en el centro y hacen peatonales algunas calles, con lo que la temperatura media se resiente al carecer las aceras y el asfalto de las caricias del sol y las ruedas respectivamente. Si se trabaja por aumentar el paro un poco más y también esa temperatura media, Córdoba conseguirá una promoción constante en los medios de comunicación de cara al 2016. Y lo mismo se puede decir de la corrupción urbanística. Pero aquí ni chicha ni limoná, siempre un poco por debajo en materia de paro, y lo mismo en cuanto a temperaturas y corruptelas. Cuándo aprenderemos a abandonar los complejos y el senequismo rampante para dar a España lo mejor de nosotros.

FONGOROLA'S GATE

Desde que se detuvo a Rafael Gómez por su presunta participación en la trama marbellí, se han producido extraños sucesos en Fuengirola, alias Fongorola. Allí, en una plaza de Los Boliches, está situada la estatua de San Rafael con el rostro de Gómez. Al parecer, y debido a los recientes acontecimientos, dicha estatua derrama lágrimas en ocasiones, lo que en la jerga de los milagros y exorcismos se conoce como estigma lacrimal. Algunos lugareños aseguran que en las noches de luna nueva la cabeza gira 360 grados a razón de 60 revoluciones por minuto mientras una voz tenebrosa espeta en latín, mas con acento cordobés, “mirinda piedra lenociniforme non Marbelli colocae” (no he puesto ni un puto ladrillo en Marbella). Estas manifestaciones suelen estar precedidas por el desfile de una santa compaña compuesta por raspas de sardinas en espeto. Aquel que ve a la compaña de pescado azul está condenado a vagar en hidropedal eternamente con un sombrero de paja y una tenebrosa mariconera.

EL TAMAÑO IMPORTA

Los problemas de altura continúan en la capital. Primero con la Torre Prasa, ahora con El Corte Inglés. Hace años eran otros edificios. El problema no está en los proyectos, que al final no son sino ropajes de esta urbe histórica. Es la propia vida la que ensancha, expande la ciudad, la hace crecer. En las casas, los progenitores señalan en una pared la evolución de las alturas de sus pequeños con un lápiz y guiados por un metro. Esas marcas resultan muy entrañables cuando esos pequeños ya crecidos rememoran a sus padres justo antes de abandonarlos en una gasolinera. Ante las dificultades burocráticas con las que se encuentran nuestros responsables de urbanismo de las diversas instituciones, y que a la postre desembocan en acusaciones diversas y un quítame allá esos epígrafes, sería conveniente que volviesen a los métodos tradicionales. Cada tantas semanas, el concejal de Urbanismo, el responsable de Obras Públicas de la Junta y otro del Ministerio de lo que sea, se van con su metro y su lápiz y van midiendo a la ciudad, que después pasa lo que pasa y vienen los despistes, las comisiones, los retranqueos al por mayor y las modificaciones del Plan General de Ordenación Urbana cuando el límite de pasta tiende a infinito.