Buen provecho
La barriga del Buda Sonriente que representa la meditación. La buena nueva de la barriga de una embarazada. Los glotones Gargantúa y Pantagruel se burlan con sus festines de una sociedad grotesca. La carnalidad de
Ensalada molinera, manitas de cerdo rellenas de foie, rabo de toro y leche frita. Los molares trituran, la saliva se mezcla. José “Mariscá” se dispone a deglutir. El bolo alimenticio pasa por el esófago cuan largo es. Se abre el cardias. Los jugos gástricos del estómago transforman esa masa en quimo. Se abre el píloro. Los jugos del intestino delgado y las enzimas del hígado y páncreas transforman el quimo en quilo. El organismo de José “Mariscá” recibe los nutrientes por absorción. Su rostro hace una mueca. Qué ocurre. La masa que no ha sido absorbida reclama atención desde el instestino grueso. “Disculpen”, se levanta “Mariscá” de la mesa, ciego. “¿Dónde está el cuarto de baño?”, pregunta “Mariscá”, colon. Abajo pantalones, recto. Helo ahí. Uno de los genuinos productos de la política cordobesa: el ñordo.
Hay barrigas simbólicas, ñordos metafóricos… esdrújulos. La descomposición del servicio público puede generar grandes historias de corrupción dignas de ser glosadas por una serie de
Más de 40.000 euros en sólo un año con cargo a
Y ese privilegio puede que consista en seguir involuntariamente el rastro de la impunidad en la que se ha situado una clase política que actúa como oligarquía. El ex diputado provincial de cultura se tomo en serio la cultura culinaria. Pero nada de establecimientos modernos a lo El Bulli. Ahí las raciones suelen ser pequeñas. Mientras unos se apretaban el cinturón, “Mariscá” tenía que coger el cuchillo para hacer nuevos agujeritos al suyo, el último ya en el extremo que casi ni cabía. Al final la criatura se tuvo que pasar a los tirantes.
Esta dieta “Mariscá” no refleja que algo falle, sino que algo falló hace mucho hasta el punto de que un político de tercera regional parezca un muñeco de aquel antiguo juego “Tragabolas”. Ñam, ñam. Allí donde iba se lo comía todo. Los dueños de los restaurantes lanzaban flores a su paso. Y también se las comía. Una vez se comió el ventilador del techo, el hijo puta. “No nos quedaba crema catalana y el hombre se había quedado con hambre después del lomo de vaca y del cocido con pringá, así que se subió a la mesa y de un salto engulló el ventilador”.
Se trata de cuestiones menores. Más de tres veces el sueldo de muchos de aquellos cordobeses que tienen trabajo gastado en langostinos. Poca cosa y ninguna consecuencia. Corrupción desde el bocata de Bocadi. Lo único que el ciudadano puede hacer ante este atropello es desearle a “Mariscá” buen provecho cuando con el dinero de un nuevo cargo público esté el chiquillo comiéndose un cerdo, un avestruz o una llama andina. Hay barrigas simbólicas, pero los símbolos también pueden ser cutres.
En cualquier caso no es cuestión de hacer mala sangre, estamos en Navidad. El Perol Sideral convoca el I Maratón Solidario José “Mariscá”. Este prohombre tendrá que disminuir las calorías hasta que se asiente en un nuevo cargo público que le ofrezca seguridad. Mientras eso ocurre podría sufrir un colapso, como el que sufre el buzo que asciende de golpe desde las profundidades sin las correspondientes etapas de descompresión. Por este motivo, para que el paso de las antiguas 9.000 calorías diarias a sus actuales 7.500 no acarree consecuencias para su salud, pueden enviar tarteras con la comida que sobre de Navidad a